© Alianza Q-Cero 2024 | by Marmarru Studio
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El pasado jueves 3 de julio se celebró el sexto Qafé-Cero, una nueva edición de los encuentros virtuales impulsados por la Alianza Q-Cero, esta vez centrado en experiencias reales de aplicación de tecnologías orientadas a la descarbonización en procesos industriales. En total, más de 60 personas asistieron a esta sesión que tuvo como eje dos casos concretos presentados por empresas miembros de la alianza: Bayer y Heineken, en colaboración con Inerco y Engie respectivamente.
Durante la bienvenida, los organizadores destacaron que el objetivo era generar un espacio de aprendizaje compartido sobre los retos, beneficios y lecciones asociadas a la implementación de soluciones tecnológicas para la descarbonización térmica, analizando no sólo aspectos técnicos, sino también regulatorios, financieros y organizativos.
El primer caso fue presentado por Carlos Sánchez, Engineering & Maintenance Excellence Lead de la planta de Bayer en La Felguera (Asturias), y Miguel Ángel Delgado, jefe del Departamento de Tecnologías Térmicas de INERCO, la empresa responsable del diseño técnico.
Carlos Sánchez comenzó contextualizando la operación de la planta, que produce principios activos para medicamentos como la aspirina. Señaló que ya desde 2020 la fábrica opera con electricidad 100% renovable mediante un contrato PPA con Iberdrola, lo que ha permitido eliminar las emisiones de alcance 2. Sin embargo, las emisiones de alcance 1 — asociadas a la combustión de gas natural para la generación de vapor— seguían siendo un desafío.
“Nosotros somos buenos haciendo aspirinas, no generando vapor”, comentó Sánchez, explicando la decisión de externalizar la generación de energía térmica. El proyecto, desarrollado junto a Iberdrola, contempla la construcción de una caldera eléctrica alimentada por energía solar y respaldada por un innovador sistema de almacenamiento térmico con sales fundidas. “Queremos firmar un contrato HPA (Heat Purchase Agreement) similar al PPA que tenemos para la electricidad, lo que nos permitiría ser una de las primeras plantas de Bayer en el mundo totalmente descarbonizada”, subrayó.
Miguel Ángel Delgado detalló el diseño técnico de la solución: un sistema EPC que combina una planta fotovoltaica de 4 MW con una unidad de almacenamiento térmico de 50 MWh basada en un único tanque isotérmico. “Es una configuración innovadora, con resistencias eléctricas y generadores de vapor sumergidos directamente en las sales fundidas, lo que reduce costes y mejora la eficiencia”, explicó.
Delgado también describió los múltiples retos regulatorios y territoriales del proyecto. “La planta se construye en terrenos de una antigua central térmica, en una zona de flujo preferente del río Nalón, con afecciones ferroviarias y viales. Hemos tenido que coordinar permisos con hasta cinco administraciones diferentes”, señaló. A pesar de estas complejidades, destacó la experiencia de INERCO para abordar este tipo de desafíos: “Hemos dividido el proyecto en fases para poder avanzar conforme llegan los permisos, evitando así retrasos innecesarios”.
En cuanto al financiamiento, ambos ponentes subrayaron el rol fundamental del PERTE de descarbonización. “Sin el PERTE, una inversión de 18 millones de euros como esta no sería viable”, afirmó Sánchez. “La descarbonización térmica no tiene coste cero, pero ofrece beneficios estratégicos como la estabilidad de precios y la independencia energética”.
El segundo caso fue presentado por Consuelo Carmona Miura, Sustainability Manager en Heineken España, y Sonia Hoces Herrero, On-site Utilities Project Manager de Engie, empresa encargada del diseño y operación de la solución tecnológica.
Consuelo Carmona abrió la presentación con una visión global de la estrategia de sostenibilidad de la compañía: “Nuestra ambición es alcanzar cero emisiones netas en producción antes de 2025”.
En ese marco, Heineken ha implementado en su fábrica de Sevilla una planta termosolar de concentración basada en tecnología de cilindros parabólicos. La instalación ocupa 80.000 m² de terrenos cedidos por la empresa y se construyó en tiempo récord: “Inicialmente el proyecto estaba planteado para ejecutarse en dos años, pero lo hicimos en doce meses para cumplir con los plazos de los fondos FEDER que lo cofinancian”, explicó Consuelo Carmona.
Sonia Hoces detalló la solución técnica ejecutada por Engie: un campo solar con 17 lazos y 60 colectores, que genera agua sobrecalentada a 210 °C. “La energía térmica que no se consume en el momento se almacena en ocho tanques con capacidad total de 68 MWh térmicos, lo que permite suministrar calor incluso durante la noche”, explicó.
Uno de los principales retos del proyecto ha sido adaptarse a la demanda térmica variable de Heineken. “El proceso de producción es muy nervioso, cambia constantemente, lo que complica la integración de una fuente renovable. Pero al ser un contrato a 20 años, lo hemos abordado como una relación de socios tecnológicos”, destacó Hoces.
Además de la ingeniería, Engie se encargó de la financiación del proyecto —una inversión de 22 millones de euros—, y de su operación y mantenimiento. “La estabilidad del precio es una ventaja clave frente al gas natural. Una vez amortizada la planta, la competitividad energética de Heineken mejorará notablemente”, concluyó.
En la última parte del evento, se abrió un espacio para responder preguntas del público. Varias de ellas abordaron temas técnicos, replicabilidad de los modelos y sostenibilidad financiera.
Sobre el caso de Bayer, se preguntó por la vida útil del sistema de almacenamiento. Miguel Ángel Delgado explicó que está diseñado para operar durante al menos 25 años y que no se descarta extenderlo si el mantenimiento lo permite. También se consultó sobre la replicabilidad del modelo: “Este sistema funciona bien hasta presiones de 30 bar. Para otras condiciones habría que rediseñar el tanque y analizar su viabilidad”, respondió.
Desde el lado de Engie, Sonia Hoces mencionó que la vida útil de la planta termosolar se estima en al menos 20 años, con componentes fácilmente reemplazables como espejos y tubos. Sobre mejoras potenciales, destacó que “quizá hubiéramos aumentado la capacidad de almacenamiento, dado el perfil de consumo tan cambiante de Heineken”.
En cuanto a costos, Carlos Sánchez explicó que el precio del megavatio hora de vapor eléctrico puede ser hasta el doble del gas natural en escenarios desfavorables, pero que “la penalización futura al CO₂ y la estabilidad del precio compensan en el largo plazo”.
Ambos casos coincidieron en la importancia de la colaboración público-privada. “Sin el PERTE, ninguno de estos proyectos sería viable”, afirmó Sánchez. “Requieren mucha documentación, pero hemos sentido un fuerte respaldo institucional”.
Sobre el final, Consuelo Carmona reflexionó sobre los desafíos técnicos y organizativos: “Son proyectos vivos. No basta con construirlos; hay que acompañarlos durante años para garantizar que realmente sean sostenibles. Esto implica colaboración, flexibilidad y aprendizaje constante”.
La jornada concluyó con un agradecimiento a los ponentes y asistentes. Como sintetizó la moderadora, Luisa Fernanda Guerra de itdUPM: “Estos casos nos muestran que la descarbonización no es solo una cuestión técnica, sino de visión, colaboración y compromiso a largo plazo”.
El pasado jueves 3 de julio se celebró el sexto Qafé-Cero, una nueva edición de los encuentros virtuales impulsados por la Alianza Q-Cero, esta vez centrado en experiencias reales de aplicación de tecnologías orientadas a la descarbonización en procesos industriales. En total, más de 60 personas asistieron a esta sesión que tuvo como eje dos casos concretos presentados por empresas miembros de la alianza: Bayer y Heineken, en colaboración con Inerco y Engie respectivamente.
Durante la bienvenida, los organizadores destacaron que el objetivo era generar un espacio de aprendizaje compartido sobre los retos, beneficios y lecciones asociadas a la implementación de soluciones tecnológicas para la descarbonización térmica, analizando no sólo aspectos técnicos, sino también regulatorios, financieros y organizativos.
El primer caso fue presentado por Carlos Sánchez, Engineering & Maintenance Excellence Lead de la planta de Bayer en La Felguera (Asturias), y Miguel Ángel Delgado, jefe del Departamento de Tecnologías Térmicas de INERCO, la empresa responsable del diseño técnico.
Carlos Sánchez comenzó contextualizando la operación de la planta, que produce principios activos para medicamentos como la aspirina. Señaló que ya desde 2020 la fábrica opera con electricidad 100% renovable mediante un contrato PPA con Iberdrola, lo que ha permitido eliminar las emisiones de alcance 2. Sin embargo, las emisiones de alcance 1 — asociadas a la combustión de gas natural para la generación de vapor— seguían siendo un desafío.
“Nosotros somos buenos haciendo aspirinas, no generando vapor”, comentó Sánchez, explicando la decisión de externalizar la generación de energía térmica. El proyecto, desarrollado junto a Iberdrola, contempla la construcción de una caldera eléctrica alimentada por energía solar y respaldada por un innovador sistema de almacenamiento térmico con sales fundidas. “Queremos firmar un contrato HPA (Heat Purchase Agreement) similar al PPA que tenemos para la electricidad, lo que nos permitiría ser una de las primeras plantas de Bayer en el mundo totalmente descarbonizada”, subrayó.
Miguel Ángel Delgado detalló el diseño técnico de la solución: un sistema EPC que combina una planta fotovoltaica de 4 MW con una unidad de almacenamiento térmico de 50 MWh basada en un único tanque isotérmico. “Es una configuración innovadora, con resistencias eléctricas y generadores de vapor sumergidos directamente en las sales fundidas, lo que reduce costes y mejora la eficiencia”, explicó.
Delgado también describió los múltiples retos regulatorios y territoriales del proyecto. “La planta se construye en terrenos de una antigua central térmica, en una zona de flujo preferente del río Nalón, con afecciones ferroviarias y viales. Hemos tenido que coordinar permisos con hasta cinco administraciones diferentes”, señaló. A pesar de estas complejidades, destacó la experiencia de INERCO para abordar este tipo de desafíos: “Hemos dividido el proyecto en fases para poder avanzar conforme llegan los permisos, evitando así retrasos innecesarios”.
En cuanto al financiamiento, ambos ponentes subrayaron el rol fundamental del PERTE de descarbonización. “Sin el PERTE, una inversión de 18 millones de euros como esta no sería viable”, afirmó Sánchez. “La descarbonización térmica no tiene coste cero, pero ofrece beneficios estratégicos como la estabilidad de precios y la independencia energética”.
El segundo caso fue presentado por Consuelo Carmona Miura, Sustainability Manager en Heineken España, y Sonia Hoces Herrero, On-site Utilities Project Manager de Engie, empresa encargada del diseño y operación de la solución tecnológica.
Consuelo Carmona abrió la presentación con una visión global de la estrategia de sostenibilidad de la compañía: “Nuestra ambición es alcanzar cero emisiones netas en producción antes de 2025”.
En ese marco, Heineken ha implementado en su fábrica de Sevilla una planta termosolar de concentración basada en tecnología de cilindros parabólicos. La instalación ocupa 80.000 m² de terrenos cedidos por la empresa y se construyó en tiempo récord: “Inicialmente el proyecto estaba planteado para ejecutarse en dos años, pero lo hicimos en doce meses para cumplir con los plazos de los fondos FEDER que lo cofinancian”, explicó Consuelo Carmona.
Sonia Hoces detalló la solución técnica ejecutada por Engie: un campo solar con 17 lazos y 60 colectores, que genera agua sobrecalentada a 210 °C. “La energía térmica que no se consume en el momento se almacena en ocho tanques con capacidad total de 68 MWh térmicos, lo que permite suministrar calor incluso durante la noche”, explicó.
Uno de los principales retos del proyecto ha sido adaptarse a la demanda térmica variable de Heineken. “El proceso de producción es muy nervioso, cambia constantemente, lo que complica la integración de una fuente renovable. Pero al ser un contrato a 20 años, lo hemos abordado como una relación de socios tecnológicos”, destacó Hoces.
Además de la ingeniería, Engie se encargó de la financiación del proyecto —una inversión de 22 millones de euros—, y de su operación y mantenimiento. “La estabilidad del precio es una ventaja clave frente al gas natural. Una vez amortizada la planta, la competitividad energética de Heineken mejorará notablemente”, concluyó.
En la última parte del evento, se abrió un espacio para responder preguntas del público. Varias de ellas abordaron temas técnicos, replicabilidad de los modelos y sostenibilidad financiera.
Sobre el caso de Bayer, se preguntó por la vida útil del sistema de almacenamiento. Miguel Ángel Delgado explicó que está diseñado para operar durante al menos 25 años y que no se descarta extenderlo si el mantenimiento lo permite. También se consultó sobre la replicabilidad del modelo: “Este sistema funciona bien hasta presiones de 30 bar. Para otras condiciones habría que rediseñar el tanque y analizar su viabilidad”, respondió.
Desde el lado de Engie, Sonia Hoces mencionó que la vida útil de la planta termosolar se estima en al menos 20 años, con componentes fácilmente reemplazables como espejos y tubos. Sobre mejoras potenciales, destacó que “quizá hubiéramos aumentado la capacidad de almacenamiento, dado el perfil de consumo tan cambiante de Heineken”.
En cuanto a costos, Carlos Sánchez explicó que el precio del megavatio hora de vapor eléctrico puede ser hasta el doble del gas natural en escenarios desfavorables, pero que “la penalización futura al CO₂ y la estabilidad del precio compensan en el largo plazo”.
Ambos casos coincidieron en la importancia de la colaboración público-privada. “Sin el PERTE, ninguno de estos proyectos sería viable”, afirmó Sánchez. “Requieren mucha documentación, pero hemos sentido un fuerte respaldo institucional”.
Sobre el final, Consuelo Carmona reflexionó sobre los desafíos técnicos y organizativos: “Son proyectos vivos. No basta con construirlos; hay que acompañarlos durante años para garantizar que realmente sean sostenibles. Esto implica colaboración, flexibilidad y aprendizaje constante”.
La jornada concluyó con un agradecimiento a los ponentes y asistentes. Como sintetizó la moderadora, Luisa Fernanda Guerra de itdUPM: “Estos casos nos muestran que la descarbonización no es solo una cuestión técnica, sino de visión, colaboración y compromiso a largo plazo”.