Alianza Q-Cero junto al COAM organizan jornada sobre descarbonización de edificios

Alianza Q-Cero junto al COAM organizan jornada sobre descarbonización de edificios

Reducir las emisiones del sector de la edificación ya no es una opción: es un imperativo si queremos alcanzar la neutralidad climática. Hoy, el 34 % de las emisiones globales de CO₂ provienen del entorno construido, lo que incluye no solo la operación y construcción de edificios, sino también la producción de materiales intensivos en carbono como el cemento y el acero. Con este escenario de fondo, la Alianza Q-Cero, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y el Green Building Council España (GBCe) convocaron la jornada Hacia la descarbonización de edificios, un encuentro clave para repensar el papel del sector en la transición energética.

La jornada tuvo como eje la presentación del informe Achieving Zero-Carbon Buildings, elaborado por la Energy Transitions Commission (ETC), una hoja de ruta con propuestas concretas para reducir a cero las emisiones de los edificios a lo largo de todo su ciclo de vida. Lord Adair Turner, presidente de la ETC y una de las voces más influyentes en transición energética a nivel mundial, fue el encargado de presentar las principales conclusiones del informe.

Desde el inicio del encuentro se subrayó la magnitud del desafío. “En los edificios nuevos se da por hecha la eficiencia, pero no en los antiguos”, apuntó Sigfrido Herráez, decano del COAM. Justo Orgaz, del Ayuntamiento de Madrid, recordó que el parque edificado sigue siendo uno de los grandes emisores del país, y Carlos Mataix, coordinador de la Alianza Q-Cero, hizo hincapié en la urgencia de transformar las tecnologías y fuentes de climatización, sin olvidar la escasa financiación y la necesidad de programas públicos sólidos.

La fotografía actual no es alentadora: según datos expuestos por Elena Pita, directora del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el 80 % de los edificios en España fueron construidos antes de los años 80, cuando los criterios de eficiencia energética ni siquiera estaban en discusión. En este contexto, la rehabilitación del parque edificado se vuelve una prioridad. Pero una que debe tener rostro humano: “la renovación debe centrarse en los más vulnerables”, insistió Pita. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que contempla una reducción del 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2030, marca el camino.

Uno de los focos más destacados del encuentro fue el debate respecto a la bomba de calor, una tecnología que, según los expertos, puede marcar una diferencia tanto en el corto como en el largo plazo. Su capacidad de generar hasta cuatro unidades de energía térmica por cada unidad eléctrica consumida la convierte en una solución clave para climatizar edificios de forma eficiente y adaptable, tanto en rehabilitaciones como en nuevas construcciones.

Durante la mesa redonda, representantes del sector público y privado compartieron experiencias y casos reales. Agustín Delgado, de Iberdrola, y Dolores Huerta, del GBCe, ofrecieron ejemplos concretos de descarbonización. Uno de ellos fue el proyecto de rehabilitación de la Torre Efisa, en A Coruña, donde el acompañamiento vecinal y una alianza entre financiación pública y privada fueron claves para el éxito.

En las conclusiones, se dejó claro que la descarbonización ya está en marcha en España, pero aún falta escalar esfuerzos y construir una voluntad colectiva más firme. “Para superar los desafíos es necesario convertirlos en retos compartidos”, afirmó Carlos Mataix. La directora de la Oficina Española del Cambio Climático, también presente en el evento, coincidió: “Las políticas por sí solas no bastan; hace falta diálogo social y sensibilización con promotores, propietarios y plataformas sociales”.

Los obstáculos no son menores: falta de financiación, ausencia de marcos regulatorios exigentes y carencia de formación especializada. Sin embargo, el mensaje que quedó tras la jornada fue esperanzador: las soluciones ya existen, muchas son viables y no hay que esperar más para aplicarlas. “Estamos ante una oportunidad económica, técnica y social”, concluyó Pita.

Reducir las emisiones del sector de la edificación ya no es una opción: es un imperativo si queremos alcanzar la neutralidad climática. Hoy, el 34 % de las emisiones globales de CO₂ provienen del entorno construido, lo que incluye no solo la operación y construcción de edificios, sino también la producción de materiales intensivos en carbono como el cemento y el acero. Con este escenario de fondo, la Alianza Q-Cero, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y el Green Building Council España (GBCe) convocaron la jornada Hacia la descarbonización de edificios, un encuentro clave para repensar el papel del sector en la transición energética.

La jornada tuvo como eje la presentación del informe Achieving Zero-Carbon Buildings, elaborado por la Energy Transitions Commission (ETC), una hoja de ruta con propuestas concretas para reducir a cero las emisiones de los edificios a lo largo de todo su ciclo de vida. Lord Adair Turner, presidente de la ETC y una de las voces más influyentes en transición energética a nivel mundial, fue el encargado de presentar las principales conclusiones del informe.

Desde el inicio del encuentro se subrayó la magnitud del desafío. “En los edificios nuevos se da por hecha la eficiencia, pero no en los antiguos”, apuntó Sigfrido Herráez, decano del COAM. Justo Orgaz, del Ayuntamiento de Madrid, recordó que el parque edificado sigue siendo uno de los grandes emisores del país, y Carlos Mataix, coordinador de la Alianza Q-Cero, hizo hincapié en la urgencia de transformar las tecnologías y fuentes de climatización, sin olvidar la escasa financiación y la necesidad de programas públicos sólidos.

La fotografía actual no es alentadora: según datos expuestos por Elena Pita, directora del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el 80 % de los edificios en España fueron construidos antes de los años 80, cuando los criterios de eficiencia energética ni siquiera estaban en discusión. En este contexto, la rehabilitación del parque edificado se vuelve una prioridad. Pero una que debe tener rostro humano: “la renovación debe centrarse en los más vulnerables”, insistió Pita. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que contempla una reducción del 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2030, marca el camino.

Uno de los focos más destacados del encuentro fue el debate respecto a la bomba de calor, una tecnología que, según los expertos, puede marcar una diferencia tanto en el corto como en el largo plazo. Su capacidad de generar hasta cuatro unidades de energía térmica por cada unidad eléctrica consumida la convierte en una solución clave para climatizar edificios de forma eficiente y adaptable, tanto en rehabilitaciones como en nuevas construcciones.

Durante la mesa redonda, representantes del sector público y privado compartieron experiencias y casos reales. Agustín Delgado, de Iberdrola, y Dolores Huerta, del GBCe, ofrecieron ejemplos concretos de descarbonización. Uno de ellos fue el proyecto de rehabilitación de la Torre Efisa, en A Coruña, donde el acompañamiento vecinal y una alianza entre financiación pública y privada fueron claves para el éxito.

En las conclusiones, se dejó claro que la descarbonización ya está en marcha en España, pero aún falta escalar esfuerzos y construir una voluntad colectiva más firme. “Para superar los desafíos es necesario convertirlos en retos compartidos”, afirmó Carlos Mataix. La directora de la Oficina Española del Cambio Climático, también presente en el evento, coincidió: “Las políticas por sí solas no bastan; hace falta diálogo social y sensibilización con promotores, propietarios y plataformas sociales”.

Los obstáculos no son menores: falta de financiación, ausencia de marcos regulatorios exigentes y carencia de formación especializada. Sin embargo, el mensaje que quedó tras la jornada fue esperanzador: las soluciones ya existen, muchas son viables y no hay que esperar más para aplicarlas. “Estamos ante una oportunidad económica, técnica y social”, concluyó Pita.